Crítica Jesus Pizarro

Jesús Pizarro
A veces me planteo por qué llaman en pintura a los bodegones Naturalezas muertas. El ímpetu de cada artista y la pasión que demuestran en su elaboración contradice la denominación en muchos casos. Por supuesto, en otros, la naturaleza está bien muerta.
Rosana responde al primer apartado. Nos está enseñando lo mejor que sabe hacer con la técnica que más controla. Sus naturalezas vivas y los juegos de transparencias de sus acuarelas fluidas, de trazos amplios y detalles mínimos, nos dicen mucho de ella. Ella es transparente, suave y brusca a la vez, resuelve con una línea ciertos aspectos cotidianos y apuesta por una modernidad clásica que a veces nos desconcierta.

Esa coincidencia en la lucha de contrarios hace que mi interés por su pintura descubra momentos sosegados y continuamente alterados, colores brillantes y de tonalidad neutra, figuras delicadas y tratamientos enérgicos que se entrecruzan en cada una de sus creaciones.

Suavicemos nuestra mirada y dejémonos llevar pues por su forma de hacer, donde confluyen experiencias expresionistas, geométricas y cubistas modeladas en paisajes marítimos, visiones urbanas y bodegones, todo mezclado con grandes amigos comunes como Picasso, Mondrian, Valdés Leal o Turner que hacen que la forma de hacer de nuestra autora sea más cálida y comprensible.

Jesús Pizarro.
(Del catálogo de la exposición «Construyendo Espacios» en la Sala Taller de Mª Nieves Martín en Villafranca de los Barros.)