Siempre utilizo esta técnica, porque la acuarela nunca deja de sorprenderme, siempre aporta sutileza con su transparencia, suavizando los tonos subidos con  las delicadas aguadas, y los efectos que sólo ella produce, son muy especiales.

A veces surgen efectos preciosos, otros no tanto, pero esto la hace divertida y por eso la elegí como técnica pictórica para expresarme.

Por último quiero apuntar como elemento diferenciador de esta técnica pictórica que en el resultado final, la acuarela siempre tiene algo que decir, dependiendo del tipo de pigmento empleado, del pincel, de la inclinación del papel, de la humedad, es como si tuviera vida propia, Tras la primera pincelada se convierte en un diálogo entre la acuarela y yo. Dejando que todo fluya; el agua, los pigmentos, los trazos, las ideas, casi de una forma inconsciente. En un momento, a veces frenético, se van construyendo las obras pictóricas y ahí radica lo mágico de la acuarela y de lo que me engancha a ella.